un espacio para los que viven sin manual

lunes, 1 de marzo de 2010

mis gitanos verdes, con el viento

Hoy es el día del viento. Reina el viento con una absoluta monarquía. Incansable, recorre la esquina, la terraza, la plaza entera. Se levanta colérico, retumba, se revuelve como un toro invisible, destroza cuanto se opone a su ciega voluntad. Desgaja ramas, asola los jardines, asusta a las ventanas. Sobre un bramido sordo y constante, lanza silbidos; sus repentinas rachas llegan al paroxismo, como si se hubiese propuesto destruir al mundo y le irritara, aun mas, no conseguirlo. El viento es hoy un rey desconcertado e insomne, y en medio de éste estruendo… yo escribo.

¿A quien le escribo? A gente muy semejante a mí; a lectores que con alguna frecuencia me comprenden. ¿Han reservado, hoy, un momento para adentrar, no resbalar, sus ojos hasta el fondo de mis palabras? Acaso hoy les queden unos minutos más para leerme con amable condescendencia. O, nada más,  pasar la pantalla y enterarse las novedades sobre el auto más caro del mundo, la magia de algún cosmético, alguna sugerencia para un regalo, o el horóscopo.
¿De dónde nace, no obstante, la voluntad para seguir escribiendo? Será tal vez de los sueños. De creer que no hay mayor gloria que darle causa libre a las pasiones, y dejarse arrebatar.
¿Para quién escribo? ¿Para los semejantes…para los diferentes…para todos aquellos que debido a la política, la economía, la indiferencia o la estupidez…por una razón u otra, lanzan obra tras obra sin que nadie repare en su trabajo? A su alrededor se alza una cámara alienadora de olvido, un manto que los hace invisibles y que los enmudece. Quizá (sería mejor así) mueran pensando que su obra resucitará en un día más equitativo, y eso los acompañe. Porque aunque nos lo neguemos, nadie escribe, o pinta, o esculpe… a la larga, para sí mismo. Ni siquiera un diario íntimo se redacta, sinceramente, con el fin de ser guardado en un cajón bajo llave.
No sé si será egoísmo o generosidad. Sé que la falta de correspondencia convierte en héroes minúsculos y cotidianos, a quienes, a escondidas, escriben lo que les gustaría que los demás leyeran. Por eso habría que admirar a los que se denominan, con desdén, aficionados. De ellos sería, ya que su reino no es de éste mundo, el reino de los cielos, si existiera.
De todos modos, de todos modos… como ya dijo Borges, siempre hay un lector destinado a cada uno de los símbolos. Tal vez de ese colectivo abreven los innúmeros desconocidos, de todas las artes…por siempre jamás…

El viento gime afuera, se retuerce, se engarza en sí mismo, ulula, trepa, se desploma, serpea, erige sus altas torres vanas, ignora el aroma de las damas de la noche, olvida, bambolea el mundo, olvida…olvida… mientras yo escribo.

4 comentarios:

  1. Muy cierto. Es para repensar sobre la supuesta falta de tiempo del comun de los mortales.

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  2. Así es como pienso. Tal vez filosofía barata...¿barata?. ¡Que insurrección, atreverse a filosofar en ésta Humanidad actual! y nada menos que sobre "el tiempo". Después de todo, como dicen: el tiempo (no se sabe a quién)dará la razón. ¡Que paradoja!

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  3. Muchas veces, desde que emprendí la navegación por mis mundos y océanos de tinta, me he planteado la misma pregunta... y mi respuesta es que la escritura es al mismo tiempo remedio y enfermedad, bendición y maldición... Escribes para sentirte entero, vivo; piensas en el "otro", en el "querido lector constante"... Mas en el fondo, sabes que seguirás escribiendo, hasta que dejes de necesitarlo, o de gustarte... Y cada comentario en una de las entradas, te hará sentir mejor... Cada lector que empiece a seguirte, te hará sentir bien... Cordiales maullidos desde Madrid...

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  4. minino: es precioso lo que escribiste en el comentario. Coincido en eso de "bendición y maldición", "enfermedad y remedio"...¡Estupendo! Es un tremendo mimo para el alma, ya, el escribir, y además que te lean y comenten es superlativo. Pienso como vos. Creo que el que escribe jamás dejará de necesitar escribir, como cualquier artista necesita su maná, y el mimo de sus amado lector constante...ufff ¡cuánto para decir! Agradezco tan bello comentario.
    Un abrazo porteño!!!

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