un espacio para los que viven sin manual

domingo, 25 de abril de 2010

mis gitanos verdes, y un romance

Romance del enamorado y la muerte


Un sueño soñaba anoche
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
-¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía
-¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día
-Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.

Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
-¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña
-¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
-Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la muerte que allí venía:
-Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.

Anónimo español del siglo XVI
Romance
(de mis Reliquias Gitanas)

jueves, 15 de abril de 2010

mis gitanos verdes, y..."A la sombra de un leon"

Llegó con su espada de madera
y zapatos de payaso a comerse la ciudad,
compró suerte en doña Manolita
y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar
un vals como dos enamorados,
y dormirse acurrucados a la sombra de un león,
que tal, estoy sola y sin marido,
gracias por haber venido a abrigarme el corazón.
Ayer a la hora de la cena
descubrieron que faltaba el interno dieciséis
tal vez disfrazado de enfermero
se escapo de Cienpozuelos con su capirote de papel.
A su estatua preferida un anillo de pedida
levanto en El Corte Inglés
con él, en el dedo al día siguiente,
vi a la novia del agente que lo vino a detener.
Cayó como un pájaro del árbol
cuando sus labios de mármol lo obligaron a soltar,
quedó un taxista que pasaba
mudo al ver como empezaba la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central,
y chocó contra el Banco Central,

y chocó contra el Banco…

Letra de Joaquín Sabina
Imágen mia en Madrid (Oct.08)

Ana y Joaquín..."a la sombra de un león"...para disfrutar

martes, 13 de abril de 2010

mis gitanos verdes, y un simple poema nada más...

Soy instinto en noche quieta.
Todas las historias del mundo
viven en mis manos entonces.
Entiendo que carezco de conciencia
si tú abres tus ojos quietos
y enciendes la madrugada ronca.
No habrá mañana si resisto:
el futuro radica en recorrerte,
de mí dependen las profecías...
luego la luz, tu olor,
la música en mi pecho,
una brisa misteriosa de otro siglo
y el mar vencido vuelto calma.

viernes, 9 de abril de 2010

mis gitanos verdes, nuevamente chocolate y carmín

 Mira la luna – dice Marisa
¿Qué le pasa?
Nada, está llena. Y maravillosa. Plenilunio.
¿Y qué? Suele suceder cada cuatro semanas.
Lo mira y se calla. Más allá de la terracita del chalet la luna se refleja en la piscina de la urbanización y al mismo tiempo cabalga por las copas de los árboles. A Marisa le gusta el desdoblamiento de la imagen, paralela a la suya: Marisa junto a Juan Franco, estrechándola contra él, Marisa corriendo por el firmamento, persiguiendo a una luna burlona y hermosa.
Desde niña le había atraído el azogue del astro, le había fascinado ese resplandor frío que entraba por su buhardilla de Madrid y, más tarde, cuando llegó a la pubertad, nunca consiguió dormir bien una noche de luna.
Esta noche no voy a dormir bien, por su culpa.
No vas a dormir en absoluto, pero va a ser por culpa mía.
Precisamente lo que no me gusta: aprovecharme de éstas ocasiones, Juan Franco. No me gusta estar contigo en ésta casa. Vente tú a mi departamento, ese es únicamente mío y no lo comparto con nadie. Ya tomamos algo juntos, me mostraste tu casa, hemos conversado un poco y punto. ¿Te vienes?
La mira furioso.
La tuya es una actitud francamente hipócrita.
¿Ya sabés que estoy casado, o no lo sabés?
Me da igual que me llames hipócrita. Ésta es también  la casa de tu mujer y el hecho de que hoy no esté aquí no justifica…
Ésta es mi casa, la pagué yo y hago en ella lo que me da la gana.

Y así había comenzado a sentir simpatía por ella…por esa mujer ausente y muda, y a prever -a lo lejos- como empezaba La Cibeles a llorar…y ése abril a enfriarse…