un espacio para los que viven sin manual

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Feliz Primavera

Hoy no hay palabras, sólo renacimiento


viernes, 2 de septiembre de 2011

Algo sabe mal...


Algo sabe mal...

Soñamos con oasis, nos mueve el espejismo, pero al final “hay lo que hay”...
 (Esteban Peicovich)


            Nos quedamos desnudos y ahora clamamos por políticas que nos arropen. Pero existe éste desvivir tan hondo, y éste desmadre social, y éste espanto confirmado, y los ojos de los desesperados ancianos, y las manos vacías de los niños irredentos...y esa certeza de lo que ya no somos... y la latencia del cambio pedido a gritos. 
         El escalofrío atraviesa las instituciones cuando se nos olvida la práctica diaria de la Constitución, y todo está muy impreciso (porque “todo” está confuso). El Planeta y su rara gente inquieta se pierden por senderos que se bifurcan... Los países claman, la Tierra tiembla.
         En ésta escasa nueva era ya tantísimos golpes nos han dado una pátina de tiempo  y de experiencia. Se anuncian meros anuncios, se planean ayudas que no funcionan, se prometen fantasías de efecto mágico, el Papa advierte, la violencia se reitera ineluctable, el mundo se pregunta, y el dirigente anquilosado no sabe, no contesta... mas el pueblo ya ha dejado de dormir, aunque aun no se despierta del todo. 
         La máquina del tiempo dejó de ser una posibilidad, los primeros estados modernos le hacen la guerra a la edad media en África, mientras la extrema tecnología nos oprime la sensibilidad. Somos una mueca de lo que queremos ser y la calle es un espejo pincelado de globalización que atraviesa los siglos. Metidos entre nosotros pequeños dioses ofrecen un devaluado ejercicio alentador de dudosa dignidad, que ya fue condenado de antemano por el calendario.
Pasa el presente...pasa el futuro, y resiste el pasado que permanece en exhibición como una mariposa disecada, colgada cabeza abajo a modo de ejemplo provisto desde  ideas lejanas. Pese a tantas víctimas, y tantos sueños exaltados, el lobo de Hobbes sigue asediando al cordero de Rousseau.
¿Esto es por la religión?, ¿es por la cultura?, ¿es por las drogas?, ¿es por el petróleo?, ¿son las armas?, ¿es por el dinero?, ¿son las tretas de las noticias?, ¿es el propicio Nostradamus?, ¿es el queso...el ratón?, ¿qué cosa es ésto...?
La familia está en crisis, las ciudades en babia, la historia fracasa, el mundo arriesga todo, y el “hombre” gime por dentro y sangra por fuera sin entender.
El invierno se generalizó en el planeta, ¿cae la postrer nieve sobre la última sangre?, o ¿son más plagas de Egipto que se obstinan sobre la humanidad?.
Imposible responder.
Como la lluvia, las calamidades se suceden, mientras nos empapamos de ellas.  Sólo con mirar la actualidad por televisión y desconocer los motivos de esta tanatología, cada día estamos siendo cómplices.
¡Basta!, algo no ajusta, no ve, no hace, no modifica, no resigna, no se limpia, no se conmueve, no se respeta, no se justifica, no nada... pero por sobre todo se resiste al cambio de paradigma. Algo sabe mal...
Hacen falta voluntades para desactivar odios y fortalecer el espíritu de la especie. Hacen falta esperanzas, hacen falta porvenires. Hace falta entender (como en el verso de J. Donne) que: “la muerte de cada ser me disminuye, porque yo soy parte de la humanidad”.
No obstante, cada vez más fuerte, se pueden escuchar algunas voces que entonan la canción: ¿quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi corazón... ¡Escuchemoslas!